Si no tiene nombre, no existe.
Las palabras, uno de los mayores inventos del ser humano. Tan potente que hasta hemos dividido la historia de la humanidad en Prehistoria e Historia sólo por la aparición y uso del alfabeto escrito. Obvio no podemos poner una fecha exacta a ese maravilloso acontecimiento, pero las pruebas escritas encontradas han marcado un punto de inflexión en el recorrido del ser humano.
Las palabras, el lenguaje, son una herramienta que conforma la base de nuestra existencia, de nuestra vida. Hoy en día es prácticamente imposible vivir sin palabras.
¡Te reto a que lo intentes y me cuentes qué tal te fue!
Son la base de nuestra comunicación: pasamos muchas horas del día hablando o escribiendo mensajes para otros, e incluso nos dirigimos a nosotros mismos con palabras. De la misma forma, gran parte de los mensajes que recibimos de los demás son también en forma de palabras, escritas u orales.
Buscamos describir el mundo, comprenderlo e incluso dominarlo; ir más allá de lo que veo, oigo y toco, e inconscientemente nuestro foco se pone en el exterior y no en las palabras en sí mismas. Las palabras, el lenguaje, son sólo (“sólo”) un instrumento para explicar y detallar nuestro espacio y experiencias, interiores y exteriores. Nuestro universo está formado y definido por palabras, nuestro entorno son también palabras.
De hecho, podemos pensar en ‘cosas’ porque tienen un nombre, una palabra asociada.
¿Y a qué le ponemos nombre? Pues a todo aquello que nos rodea.
Si no tiene nombre, no existe.
Cuando no existía internet, la palabra ‘internet’ no existía. En Latinoamérica tienen no sé cuántos nombres distintos para el maíz, porque tienen no sé cuántos tipos de maíz.
Aquí en España, todo es ‘maíz’ y punto, o como mucho ‘palomitas’.
Así que con las palabras somos y existimos, con las palabras creamos y describimos.
Con palabras clasificamos, ordenamos, conocemos, nos comunicamos … y muchos verbos más.
¿Qué palabras eliges tú?